Protege la memoria, levanta el ánimo y, pese a la creencia popular, ni engorda ni provoca caries. Eso sí, siempre y cuando se consuma en cantidades moderadas.
El chocolate ha dejado de ser un placer prohibido para convertirse en un alimento avalado y ensalzado por expertos.
Razones para incorporarlo a nuestra alimentación.
Pone de buen humor. El chocolate está constituido por ciertos compuestos que ayudan a generar sensación de bienestar. Uno de ellos es la feniletilamina, un estimulante del sistema nervioso que actúa sobre el cerebro, provocando un sentimiento de euforia y felicidad.
Es energizante. Su contenido en grasa vegetal es muy elevado. Además, se le suele añadir bastante azúcar y, en ocasiones, espesantes. Todo esto lo convierte en un alimento con alto contenido energético, especialmente indicado para personas que realizan ejercicio intenso.
Estimula la segregación de serotonina. Esta sustancia es un neurotransmisor que, además de ayudar al sistema vascular, tiene un papel importante en los estados de ánimo, pues influye en la inhibición de aspectos como la ira, la ansiedad o el sueño.
Posee propiedades antioxidantes. Su elevada contenido en sustancias como flavonoides, cafeína o ácido ascórbico hace que el chocolate actúe sobre los radicales libres, evitando su acción y retrasando así el envejecimiento celular.
Ayuda al corazón. Algunos de sus componentes relajan y abren las arterias, consiguiendo que la presión arterial disminuya.
Contiene minerales esenciales. El magnesio, el calcio, el cobre, el potasio o el fósforo son algunos de ellos.
Es un buen preventivo. Según un estudio realizado publicado por el ARS (Servicio de Investigación Agrícola de EEUU), ayuda a prevenir la cardiopatía isquémica y el ictus.
Protege la memoria. Al contener teobromina, un alcaloide que actúa como la cafeína, estimula el sistema nervioso central.
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